Cassandra Peterson, más conocida como Elvira, saltó a la fama en Estados Unidos allá en los ochenta como presentadora de películas de terror de serie B. Se hizo extremadamente popular hasta el punto de protagonizar su propia película en 1988, que fue lo primero que supimos en España sobre esta buena señora.
(En cambio, aquí el que presentaba las películas de miedo era este señor que te dejaba un cuerpo fino, fino)
No sé qué razonamiento llevó a alguien a decidir que hacer un juego de ordenador basado en una presentadora de un programa semanal era una buena idea, pero el caso es que la potente imagen de la muchacha vendía, así que los señores de Accolade adquirieron sus derechos, se los pasaron a su división de Horror Soft y en 1990 crearon este juego que para muchos fue la toma de contacto con la muchacha.
(¿Os imagináis...?)
Elvira, Mistress of the Dark es una video-aventura con elementos de RPG. Dicho de otra manera, estás en un castillo lleno de monstruos y bichos raros que quieren matarte, hay un porrón de objetos con los que resolver diversos puzzles, más objetos aún que no sirven para nada y numerosas muertes automáticas a cual más brutal y más grimosa.
(Y de estas, a puñaos)
Elvira nos ha contratado a nosotros, un cazafantasmas local, para rescatarla del castillo que ha heredado y donde se encuentra prisionera de su tía Emelda, una hechicera no muerta con el mismo sentido del humor que un buitre con ardor de estómago. El argumento recuerda ligeramente al de la película (donde Elvira hereda la mansión de su abuela, la bruja), pero el tono cafre del juego es tan diferente de las películas cutres con las que se asocia Elvira que es probable que las secuencias donde ella aparece se insertaran a posteriori en un juego en desarrollo donde ella no iba a salir a priori.
(-Este juego es una mierda y no lo va a comprar ni Dios.
-¿Y si le ponemos tetas?)
El juego se desarrolla en primera persona en un castillo por el que podemos movernos a nuestro antojo. Elvira se encuentra en la cocina y nos preparará diversos hechizos si le llevamos los ingredientes adecuados. Los ingredientes concretos salen en el manual del juego, que incluía una lámina de celofán rojo para leer ciertas partes. Esto servía como mecanismo anti-piratería para que la gente no se fotocopiara el manual en cuestión y, de hecho, si le llevabas tres veces los ingredientes incorrectos a Elvira, el juego acababa. La magia era casi opcional, porque el juego requería al menos dos conjuros para poderse terminar, de modo que los que teníamos el juego pirateado lo llevábamos claro para acabarlo.
Incluso con el manual original, el juego no era nada fácil porque había muchísimas situaciones en las que moríamos sin más, por no hablar de retorcidas formas de solucionar cada puzzle. De hecho, el atractivo principal del juego era la enorme variedad de formas de acabar mal que tenía: podíamos ahogarnos, ser degollados, que nos arrancasen los ojos, descalabrados, envenenados, aplastados... y había una imagen bien explícita de cada final para que las sensibilidades ofendidas tuvieran, además, que cambiarse de ropa interior a menudo. Me hacía especial gracia que la imagen de tu muerte era distinta dependiendo del arma del enemigo que te apiolara.
(Este juego contiene imágenes que pueden ofender a... mira, ¿sabes qué? Pónselo a tus críos que seguro que llegan más lejos que tú, inepto, más que inepto)
El combate era en tiempo real: veíamos al enemigo en primer plano soltándonos mandobles a diestro y siniestro que podíamos bloquear. Si lo lográbamos, pasábamos al ataque hasta que nos bloqueaba y las tornas cambiaban. No faltaban los enemigos invencibles en combate convencional que requerían armas especiales o alguna artimaña específica (eso sí, la próxima partida porque de esta no salías vivo).
El Elvira fue parte de la primera oleada de juegos de rol (aunque no lo fuera del todo) que llegó a nuestro país junto con el Bloodwych y el Heroes of the Lance. Se habló de él mucho tiempo en la sección Maníacos del Calabozo de la Micromanía y tuvo suficiente éxito para justificar una secuela al año siguiente.
Pero esa es otra historia.
Vaya, qué de cosas. Para empezar, desconocía que esta señora había sido presentadora y demás. Por otro lado, viendo las imágenes los gráficos me parecen muy buenos para la época. Sin embargo, nunca me imaginé que tras esa carátula hubiese un juego así, de tipo RPG.
ResponderEliminarY lo del celofán rojo para evitar la piratería sí que es curioso...
No sólo presentadora: la tía era cómica de un grupo de improvisación de bastante renombre y el personaje de Elvira se creó cuando ya tenía muchas tablas de contar chistes. Ese mismo grupo le serviría de cantera de extras para sus muchos proyectos en solitario.
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