El Renegade (Nekketsu Kōha Kunio-kun en el original japonés, algo así como "Kunio, el tío duro") es uno de los juegos fundacionales del popular género de las tortas que definió cómo serían muchos otros que vinieron después. Basado en la violenta juventud de su programador, Yoshihisa Kishimoto, el juego nos transportaba a sórdidos parajes donde nos peleábamos con toda suerte de tribus urbanas para proteger a un amigo al que pegaban (según la versión original) o rescatar a nuestra novia (según la versión occidental). Para hacerlo más vistoso para los occidentales, los gráficos originales del juego se alteraron para que se parecieran a los macarras de la película The Warriors (1979).
El Renegade sirvió de inspiración para el legendario Double Dragon y su protagonista, Kunio-Kun, protagonizo un buen numero de juegos por su cuenta. Pero hoy nos vamos a centrar en una de sus secuelas no oficiales (solo salio en Occidente) que, por lo menos a mí, me marcó como pocos juegos lo han hecho. Nos referimos a...
(Vista a posteriori, la portada no tiene mucho sentido: un tío salta a través de un cristal por un agujero demasiado pequeño)
Este fue el primer MEGA-JUEGO que sacaron en la segunda época de la Micromanía cuando se convirtió en una revista del tamaño de un mantel.Años ochenta: a mi primo le grabaron este juego para su Amstrad 64k y flipamos en colores. No era para menos: un juego de lucha con opcion para jugar CON DOS JUGADORES. Hasta entonces, eso lo
habíamos visto en el Double Dragon del arcade pero a nuestra edad no teníamos dinero para las "maquinetas": eramos mas de echar la tarde en casa y hacerlo mientras partíamos piernas y reventábamos dentaduras a dúo se cuenta entre los recuerdos mas felices de mi infancia. Claro, ahora te vienen avisos de que en tal película para críos ojo cuidado que sale gente fumando pero para nuestras madres (ojo, maestras las dos), saber que estábamos callados y entretenidos en el cuarto de mi primo jugando al ordenador era suficiente y ninguno de los dos hemos salido particularmente macarras.
El juego constaba de varias fases en las que íbamos abriéndonos camino a tortazo limpio. Todas eran distintas pero tenían ciertas características comunes:
- Dos tipos de enemigos por fase. Normalmente, uno era capaz de usar las armas y dar patadas voladoras y el otro, no.
- Un arma por fase: un martillo, una cadena... curiosamente, las armas permanecían en juego y cambiaban de manos a menudo sin desaparecer, algo no habitual en este tipo de juegos. De hecho, si se quedaban atrás, era normal que un enemigo se saliera de la pantalla para irla a buscar.
Cada fase tenia algo especial que la hacia ligeramente diferente al resto. La primera era un garaje donde te intentaban atropellar unos moteros e ibas bajando pisos en un ascensor. En la segunda (llamada de forma muy vulgar por nosotros porque era en un barrio de mala muerte y tus adversarios eran unas señoras vestidas de cuero y con medias), había un "malo final" ("El Chulo") que asomaba de vez en cuando con una pistola a pegar un tiro hasta que se quedaba sin balas y te enfrentabas a el. En el Centro Comercial había perros y el arma de la fase era un "objeto arrojadizo" que, por alguna razón misteriosa, llamábamos "tarjeta de crédito" (y con la lógica de un chaval de la época que no tenia ni zorra de ingles asumíamos que era a lo que se refería el titulo del juego). En la ultima fase te enfrentabas primero a los guardaespaldas del malo (muy chungos: en Spectrum iban de traje y en Amstrad, en mangas de camisa) y luego al malo final cuyo ataque, simplemente, te quitaba una vida entera.
Ademas de los típicos puñetazos, patadas voladoras y estrangulamientos de enemigos caídos (daba cierto gustirrinín rematar a un enemigo mientras tu compañero mantenía al resto a raya), cuando encajabas varios puñetazos seguidos a alguien le cascabas DOS RODILLAZOS EN LOS HUEVOS que eran de lo mejor del juego (las tías de la segunda fase los prodigaban que hacían rechinar los dientes).
Y tal. Un JUEGAZO.
Una maravilla, lo tenía para el Spectrum pero me cargaba la mitad de las veces y era demasiado torpe como para avanzar demasiado en la narrativa, además de que nunca jugué a dobles...
ResponderEliminarA mí la carátula del Amstrad sí me suena, pero en esa época no llegué a jugarlo en ningún microordenador.
ResponderEliminarFue más tarde, con la versión de la NES (más exactamente con la Family) cuando lo probamos, no sé si con el título de Double Dragon o Target Renegade.
Ahora he buscado esta versión y no veas qué recuerdos (y una música de lo más cañera).
Muy bueno, pero yo personalmente... recuerdo más ratos jugando al Double Dragon (y el imparable CODAZO... no sé si ese golpe ha sido usado en algún otro juego).
ResponderEliminarLo de jugar a dobles, en ese momento... una pasada
¡Jugar a dobles nos encantaba! Eso de poder ayudar a tu compañero, o que el te ayudase a ti... :-)
EliminarY sí, el codazo en Doble Dragón era bestial. Recuerdo que mi hermano y yo nos pasábamos el juego solo con el codazo (no solo hacía mucho daño sino que, además, era muy efectivo).